Cada témpano tiene cerca de tres mil kilómetros cuadrados / Podrían afectar la circulación oceánica global y la vida en los mares del mundo.
Sidney. Un enorme témpano de 97 kilómetros de largo embistió un glaciar frente a la Antártida y desprendió otro iceberg de tres mil kilómetros cuadrados, más de cuatro veces mayor que la superficie de la ciudad de Córdoba (576 kilómetros cuadrados).
El episodio podría reducir los niveles de oxígeno en los océanos del mundo y afectar la vida acuática, y amenaza con alterar la circulación de las corrientes marinas.
Los dos témpanos están ahora desplazándose juntos a una distancia de entre 100 y 150 kilómetros de la Antártida, tras la colisión ocurrida el 12 ó 13 de febrero, precisó Neal Young, glaciólogo de la División Antártica Australiana.
Young agregó que el témpano que chocó con el gigantesco glaciar flotante Mertz y desprendió un nuevo témpano flota ahora junto al nuevo iceberg. Éste tiene 78 kilómetros de largo y 40 de ancho y contiene más o menos el equivalente a una quinta parte del agua que se usa anualmente en el mundo, dijo el glaciólogo. Los expertos están preocupados por el efecto del desplazamiento masivo de hielo en las aguas próximas al glaciar, que son importantes para las corrientes oceánicas. Esta área de la masa acuática estaba despejada debido al glaciar.
“Al desaparecer parte del glaciar, el área podría llenarse de hielo, lo que perturbaría la capacidad del agua densa y fría de descender. Estas aguas que descienden son las que llegan a las cuencas oceánicas y alimentan de oxígeno a las corrientes oceánicas”, explicó Steve Rintoul, experto en clima.
Hay pocas áreas en el mundo donde ocurre esto. “Podría haber regiones oceánicas que perdieran oxígeno y entonces, por supuesto, moriría la mayor parte de la vida allí”, advirtió Mario Hoppema, oceanógrafo del Instituto Alfred Wegener, de Alemania.
Los témpanos pesan 860 mil millones de toneladas y 700 mil millones de toneladas, respectivamente. “Anticipamos que se desplazarán al oeste a lo largo de las costas antárticas”, dijo Young.
El témpano que chocó con la Antártida, conocido como B9-B, se desprendió del continente helado en 1987 y fue uno de los más grandes jamás registrado.
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